miércoles, enero 31, 2007

Little Miss Sunshine: Big Misses Movie


Esta vez no sucedió lo de siempre. Esta vez, el manido guión hollywoodense de “todo en contra+el concurso más importante de la vida+victoria contra todos los pronósticos” casi se rompe completamente. Casi, no del todo. No obstante, lo suficiente para convertir a la pequeña Señorita Sunshine en una película genial, de esas que vale la pena pagar la onerosa suma de la entrada al cine (que ya pasa las mil pesetas).

Es un cuento de hadas, fantástico y surrealista por momentos (la travesía y los contratiempos sufridos para viajar al certamen), dramática y chocante en otros (la radiografía cruda de una familia americana- occidental) e irónica, brillante y burlona en su conjunto.

Les cuento: cuenta la bella historia de una regordeta y amorfa niña con gafas, que lo único que desea es ganar un concurso de belleza de pequeñas presumidas. Tutelada por su abuelo, un golfo desvelado, desarrolla una coreografía brillante, transgresora y adulta (que van a tener que esperar hasta el final para verla), en la que se nota la mano del experimentado instructor.

Su tío, un homosexual experto en Marcel Proust, es quien sorpresivamente pone la cuota de cordura. El padre, un frustrado ideólogo de panaceas para lograr el éxito, infunda su visión de lo importante que es “ser un ganador” en la vida a sus hijos: la aspirante a modelo y su hermano, el ¿futuro? piloto aeronáutico que lee a Nietzsche, se entrena disciplinariamente y hace 9 meses que mantiene un rígido voto de silencio. Ante este panorama, la madre (Toni Collette) termina perdiendo también los estribos, aunque las madres siempre siguen siendo madres…

Lo que a primera vista parecía otra típica comedia americana en la que al final siempre ganan los buenos, se reveló como una obra diferente, que escapa a los clichés tan trillados. ¡Ya era hora! (Ovación y aplauso cerrado)