lunes, febrero 12, 2007

Zona de vulnerabilidad

Núria Aguinaga tiene una cuenta en la caja de ahorro en la que trabaja Jaime (algo muy común, ya que es una de las entidades bancarias más famosa del país). Sin embargo, sus vidas se parecen muy poco.

Su edad apenas supera los 30 años, pero su situación laboral es tan inestable como hace 10 años atrás. En aquel entonces trabajaba en una productora con contrato de becaria, hasta que con otros 3 compañeros más decidieron abrirse y echarse a rodar por cuenta propia. La cantidad de dinero que ingresan es algo mayor que cuando trabajaban en relación de dependencia, aunque hay ocasiones en las que debe redondear el mes con el sueldo de camarera, actividad que –al igual que hace una década atrás- prefiere seguir considerándolo un hobby, más que una obligación.

Núria es soltera –ningún novio le dura más de 4 meses-, vive en un piso compartido, porque no soporta más vivir con sus padres y la aventura de vivir sola, sin compartir gastos, es una utopía.

Lo que más ama de este mundo es poder escuchar Ojos de brujo o cualquier grupo de la rumba flamenca en vivo, y fumar porros con sus amigos. Cuando mira de reojo al futuro no lo ve nada claro, lo único que sabe seguro es que deberá esforzarse mucho para lograr cualquier cosa. Lejos de desanimarse, ve cada vez con mejores ojos aquella locura de mudarse al norte de Europa, para callar el gusanillo del crecimiento personal que tanto le preocupa.