miércoles, septiembre 10, 2008

Paris late

El corazón de Pierre se apaga poco a poco. Su deteriorado cuerpo no soporta el ritmo de antes, su piel ya de por sí traslúcida se transparenta cada vez más, y sus ojos…sus ojos. Traviesos, juguetean inquietos dentro de sus cuencas, y le desovillan Paris sin tapujos, le arrojan crudas historias mínimas concatenadas como solo alguien que sabe que le queda poco tiempo de vida puede apreciar.

¿Alguien pensó alguna vez que Paris es una ciudad impersonal y fría? De aritmética ya sabíamos que dos más dos nunca son cuatro, pero ahora aprendimos que 11.174.740 voluntades no conforman una masa homogénea e inerte, sino que son 11.174.740 percepciones individuales, 11.174.740 sístoles y otros tantos diástoles que serpentean por las calles pretendiendo esquivar sus destinos, fingiendo desconocerse, acobijados bajo la misma bóveda celeste.

¡Merci Cédric!