jueves, diciembre 07, 2006

¿Qué hemos hecho para merecer esto?


En la estación Provença de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña nos tratan a los viajeros como si formásemos parte de un rebaño de ovejas. Nos pones guías – pastores, que con sus brazos y micrófonos (sí, micrófonos!!!), nos van diciendo que debemos “ir pasando hacia el fondo del andén”, que no nos quedemos en el pasillo, que dejemos la vía libre a los que desean salir, bla bla bla. Y los borregos- currelas, que entramos a la hora infame de las 9 de la mañana, caminamos apurando el paso (bueno, se apresuran los demás, yo no), y se producen atascos similares a los de la M-30 (nunca vi uno de esos, pero supongo que son muy bestias).

En la célebre cárcel de Guantánamo, vestían a los prisioneros con ropa interior femenina y utilizaban otros recursos para minarles la moral, y bajarlos al último escalón de la dignidad humana. A nosotros, pretenden convencernos de que no debemos tener aspiraciones, de que acabaremos mimetizados con la enorme masa humana que integramos todos los que entramos en fila en el embudo de la escalera de la estación de Provença. ¿O ustedes a caso pensaban que esta forma de manipulación era característica del régimen comunista vietnamita?

Recuerdo, añoro con nostalgia, los domingos que volvía de fiesta a la madrugada, ya convertida en mañana, y me cruzaba en el metro con los pobres asalariados que se dirigían a comenzar la semana laboral, mientras yo la acababa de terminar. No podía evitar una sonrisa burlona, pero era conciente de que tarde o temprano me vería en esa misma situación. Y no me equivocaba.

miércoles, diciembre 06, 2006

Biblio tomo V: Barcelona, Cataluña, España, Europa...

Después de rotar por media docena de bibliotecas de la red de la Diputación de Barcelona, Manuel Mendoza desempeña sus funciones desde hace 5 años en la UPC. En los primeros 3 estuvo en el Campus Nord y desde hace 2 ejerce sus funciones en la Facultad de Náutica, al costado del Pla de Palau. Pero el mayor contraste entre los distintos centros no se encuentra dentro de Cataluña, sino entre las diferentes comunidades autónomas, ya que las competencias que poseía el Estado español fueron traspasadas. “Cada comunidad maneja su propia red”, explica, y pone en relieve que en pocos sitios del territorio “se trabaja con la coordinación con la que se hace aquí”, en Cataluña.

No obstante, si la comparación se proyecta hacia los países europeos, el panorama cambia sustancialmente. El ejemplo a imitar es el de los Estados nórdicos. “Allí, este es un tema que se ha cuidado siempre al máximo”, y cuando debe elaborar una escala considerando la calidad del servicio, ubica a los “suecos, daneses y finlandeses por delante de los noruegos, aunque el nivel es alto en todos los casos”. En Gran Bretaña y Francia la situación es distinta. El Reino Unido se está recuperando de la etapa de Margaret Tatcher, en la que “se hundieron en la miseria, llegando incluso a privatizarse algunos servicios”. En el Estado galo, “las bibliotecas están supeditadas a los intereses de cada municipio”, por lo tanto al no estar entrelazadas pierden bastante efectividad.


Además, las sociedades nórdicas “son grandes aficionadas a la lectura”, ayudadas por “un clima que les invita a quedarse en casa y entretenerse”. Este comportamiento, reflexiona Manuel, “se nota en todo: en el grado educativo, en el conocimiento de las nuevas tecnologías, la cantidad de libros editados y en el nivel cultural, realmente envidiable”.

Volviendo nuevamente a la provincia de Barcelona, ¿cómo se hace para que más de 5 millones de habitantes, mal distribuidos, accedan a la oferta de servicios? Núria Ventura destaca la implementación de los 9 bibliobuses que posee la red, y que son auténticas bibliotecas itinerantes, que “permiten tener un servicio mínimo a los municipios que tienen entre 300 y 3000 pobladores, que no pueden afrontar los costes de un centro fijo”. Las visitas a los pueblos son con una frecuencia semanal o quincenal, que permiten repartirse y llegar a abarcar 101 municipios. Para las poblaciones entre 3000 y 5000 habitantes, “hay pequeñas dependencias filiales, tuteladas por una central comarcal o zonal que auspicia de soporte”, añade Núria.


Retrocediendo en el tiempo, la jefa de coordinación relata que las primeras bibliotecas públicas fueron inauguradas en 1918, “eran 4, fueron creadas por la Mancomunitat y estaban ubicadas una por cada provincia”. Muy poco tiempo después, apenas 2 años más tarde, “se organizaron unos servicios centrales conjuntos, para disponer de recursos compartidos, unificar criterios técnicos, intercambiar conocimientos y experiencias”. Realizando un balance, ella destaca entre las ventajas de formar parte de una telaraña que “les ha dado fuerza a los servicios, ha permitido a los profesionales organizar mejor su labor y ha facilitado que en épocas difíciles para la cultura las bibliotecas se mantuvieran mínimamente a flote”.

martes, diciembre 05, 2006


La salida más cercana a la montaña de la estación de Muntaner de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya está sincronizada con el semáforo de esa misma esquina. Sé que suena absurdo, pero ya lo comprobé más de 100 veces. No se si este fenómeno ocurre solo en las horas punta, o durante todo el día, pero la tupida masa de gente que sale a las 9 de la madrugada por la boca de la estación, marcha directamente al paso de cebra con el piloto automático encendido. Allí, a apenas un par de metros del último escalón, el semáforo cambia a rojo para detener a los coches y dejar paso a la marea humana.

¿Hasta cuando las autoridades continuarán negando este complot? ¿No sería mejor hacerlo público, y destacar orgullosamente que se está alcanzando un teutónico grado de organización, tan aceitado como los engranajes del mecanismo de un reloj suizo?

Pero no, los mediocres gobernantes de turno prefieren mantenerlo en silencio. ¿Será porque tendrían que reconocer otros sistemas de normalización peores? Antes, cuando éramos pequeños, nos obligaban a vestirnos con uniformes. Ahora que somos mayores, debemos soportar otro tipo de lastres, que pretenden minarnos la moral, como lo que ocurre en la estación Provença, del mismo consorcio de transporte público. Les anticipo, estimados amigos, que en breve me explayaré acerca de esta brutal rémora que debemos soportar sistemáticamente de lunes a viernes.