martes, septiembre 05, 2006

...y un día La Maga pasó por Barcelona

El edificio centenario de la Biblioteca Francesca Bonnemaison recibiría a mediados de 2004 la visita más ilustre de todas. Una anciana plena de vitalidad, con nariz aguileña, que balbuceaba el castellano con acento porteño vino a presentar su libro, aunque apenas se hablara de ello.


Su nombre es Edith Aron, pero los cronopios del universo Cortazar la conocen como La Maga. Enemistada con Julio por años, salió del anonimato cuando sintió que debía contarle a una cajera de supermercado mexicana, encantada con Rayuela, quien era ella. A pesar de que el tiempo cura las heridas, todavía está dolorida por el trato de “chica ingenua” con que el difunto escritor le dificulto en el desarrollo de su carrera. La imaginación de los asistentes se retorcía para preguntar, y para que la maga respondiera sobre lo que no quería responder.


Ella no quería ser lo que había sido, pero toda la audiencia quería vivir lo que ella había vivido. Con la naturalidad de quien se movió por lo sobrenatural sin saber que lo era, describió los momentos cotidianos narrados en el libro y les puso nombre y apellidos de gente corriente a los personajes que van y vienen en la obra cumbre del escritor sudamericano. Pero han pasado demasiados años desde entonces, y los espectadores, que se pellizcaban para saber si lo que vivían era cierto, saben que en el París de los años sesenta nada era real.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, recuerdos muy bonitos de aquel día

Pekas dijo...

Un saludo cortaziano de un cronopio de las montañas...!!!

Un placer irse encontrando con otros cronopios en estos mundos tan llenos de "famas".... ;-))

Debió de ser conmovedor y hermoso escuchar y ver a la Maga...

Félix Amador dijo...

Me gustan estos párrafos. Como ya han dicho, es maravilloso encontrar cronopios en este país de famas.