jueves, diciembre 07, 2006

¿Qué hemos hecho para merecer esto?


En la estación Provença de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña nos tratan a los viajeros como si formásemos parte de un rebaño de ovejas. Nos pones guías – pastores, que con sus brazos y micrófonos (sí, micrófonos!!!), nos van diciendo que debemos “ir pasando hacia el fondo del andén”, que no nos quedemos en el pasillo, que dejemos la vía libre a los que desean salir, bla bla bla. Y los borregos- currelas, que entramos a la hora infame de las 9 de la mañana, caminamos apurando el paso (bueno, se apresuran los demás, yo no), y se producen atascos similares a los de la M-30 (nunca vi uno de esos, pero supongo que son muy bestias).

En la célebre cárcel de Guantánamo, vestían a los prisioneros con ropa interior femenina y utilizaban otros recursos para minarles la moral, y bajarlos al último escalón de la dignidad humana. A nosotros, pretenden convencernos de que no debemos tener aspiraciones, de que acabaremos mimetizados con la enorme masa humana que integramos todos los que entramos en fila en el embudo de la escalera de la estación de Provença. ¿O ustedes a caso pensaban que esta forma de manipulación era característica del régimen comunista vietnamita?

Recuerdo, añoro con nostalgia, los domingos que volvía de fiesta a la madrugada, ya convertida en mañana, y me cruzaba en el metro con los pobres asalariados que se dirigían a comenzar la semana laboral, mientras yo la acababa de terminar. No podía evitar una sonrisa burlona, pero era conciente de que tarde o temprano me vería en esa misma situación. Y no me equivocaba.

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